Vagamos por el mundo. Si, si, vagamos y nos distraemos, socializamos, buscamos hacer, tener y conseguir.
Cualquier excusa es buena para no parar. No sabemos parar de verdad.
Postergamos lo más importante: priorizar ese espacio que garantiza una autoestima sana.
A nivel personal, he descubierto que un cambio de hábitos, es una de las claves principales para descubrirse a uno mismo y cultivar aquellas estrategias donde poder desarrollar las cualidades virtuosas que hacen al ser humano un ser completo.
No se trata de crear esas virtudes, se trata de recordarlas. Es necesario dedicación y constancia.
No hay que hacer grandes logros, sino desarrollar estrategias realistas y favorables para conseguir los propósitos que marcan la diferencia.
Aunque me considero en pañales en este aspecto, pasito a pasito, voy descubriendo un mundo de percepciones que, antes, con los viejos hábitos, pasaban desapercibidos sin darme apenas cuenta.
Autoconocerse, es auto descubrir que somos mucho más de lo que creemos y pensamos. No somos eso que nos hemos atribuido. Los velos de lo mundano, atrapados en el egocentrismo sin apenas percatarnos, que como poco genera más insatisfacción que felicidad, nos expone al brutal condicionamiento de una vida vista desde fuera. Todo o casi todo depende del exterior.
Y así, amigo mío, no es posible el cambio que necesitamos para lograr lo que necesitamos y el mundo que necesitamos.
¿Y qué necesitamos? Ahí está la historia. Creemos que necesitamos cosas. Necesitamos virtudes que beneficien a todos los seres, al planeta, al mundo. Esto supone una carga de autoestima y valoración que no tiene precio. La autoestima sana depende de la felicidad que genera ofrecer al mundo todo aquello que nos convierte en personas virtuosas. Hacer feliz al otro, o por lo menos, hacer lo posible para evitar el sufrimiento ajeno.
El autoconocimiento es el primer paso.
Me he decantado por empezar por esto en esta nueva etapa de nuevos proyectos y una versión mejorada de mi hacia el mundo que me rodea. De ahí, el taller «El mundo que habitas» que si sale, será el comienzo de una nueva propuesta para aportar mi granito de arena al mundo.
Pero hay que empezar por el principio, gradualmente, entrenando nuestra mente hacia una versión ilimitada de lo que somos. Descubrir, comprender, y soltar aquello que no nos deja madurar y ser felices. Es una cuestión de distorsión de la percepción, no es más que eso. La distorsión de la mente fértil.
Hay tres cuestiones importantes que garantizan, con éxito, una autoestima en equilibrio.
La primera: alejarnos y deshacernos de lo tóxico, es decir, todo aquello que, sabemos, no nos hace ningún bien, no nos deja avanzar y nos propone un futuro en cárcel de oro. Lo tóxico no son las personas, son los comportamientos que tenemos hacia lo que no nos hace bien (hablaré de ello próximamente); es decir, lo tóxico es lo que permitimos sin necesidad de hacerlo.
La segunda: Desarrollar cualidades virtuosas. La sabiduría es la inteligencia, no los conocimientos vacíos. Cuando desarrollamos cualidades virtuosas como la compasión, la entrega, la generosidad, el dar sin esperar, la paciencia, la escucha… nos convertimos en seres inteligentes, porque esto supone el orden y la armonía en el mundo. Si necesitamos que el mundo cambie, debemos ser inteligentes. Hagamos que estas cualidades sean la pandemia, ese virus contagiosos.
La tercera: Ayudar en lo posible a solventar el sufrimiento. La base del sufrimiento no son las circunstancias, no son las personas, ni las deudas, ni la familia. La base del sufrimiento, y me expongo mucho al decirlo, es la creencia de que todo tiene que ver con nosotros. Sufrimos por lo que creemos que necesitamos, por como creemos que deben ser las coas y las personas, incluso tu mismo.
No os voy a engañar. Estos últimos tres conceptos los he extraído de los conocimientos del Lama Rinchen, viral y archiconocido en el mundo del budismo. Me pareció tan profundo y acertado que no he parado de sentirlo y buscar la ruta para seguir potenciándolo. A mi manera. Conmigo. Y añadirlo en mi labor personal, como otra de las bases fundamentales del desarrollo personal.
Por ello, un cambio de hábitos, donde pueda avanzar en el camino virtuoso hacia el beneficio de todos los seres, es un medio hacia la felicidad genuina y bondadosa.
Autoconocerse supone valentía y querer abrir esa puerta maravillosa donde regocijarnos de todo lo que podemos hacer para ser más felices y hacer un mundo más feliz. Amar. Aprender a discernir entre lo que creo que soy y lo que realmente soy. A partir de aquí, una semilla se habrá instalado en nosotros. Crear las condiciones favorables para lograr los objetivos depende de lo que tu decidas en tu vida, solo de ti.
Gracias
Si estas interesado en el taller presencial que ofrezco en Logroño:
https://www.fundacionibercaja.es/actividades/cursos-y-talleres/el-mundo-que-habitas-autoconocimiento-y-desarrollo-personal-logrono/
este librito como ayudita:
file:///C:/Users/PC/Downloads/Mckay_Matthew_Autoestima_Evaluacion_Y_Me%20(1).pdf
y esta canción preciosa para disfrutar de tu mundo interior:
Si desea seguir recibiendo mis entradas y saber más, te dejo a continuación el formulario para apuntarte a esta nueva aventura de autodescubrimiento:
Gracias