Pasamos la vida esperando …
Esperando respuestas, reacciones, gestos, miradas, palabras, emojis, llamadas y demás acciones del otro o de la otra que a veces nos llevan a la desesperación, frustración y diferentes emociones de baja vibración de la persona con la que compartimos nuestra vida.
La semana pasada tuve sesión con un hombre de unos 50 años que se sentía desesperado porque su pareja no contestaba los mensajes o las llamadas, y si lo hacía, no era la forma que él esperaba con respecto a lo que el necesitaba en ese momento. Se quejaba de que el la decía «te quiero»y ella respondia con un corazón., y no con otro «te quiero»
Mi consultante expresaba enfado por sentirse expuesto y vulnerable con respecto a su pareja, me decía que no entendía el por qué de la situación.
Por lo general, lo ideal en las relaciones es que exista un vínculo donde la armonía y el equilibro en dar y recibir sean unas de las bases de dicha relación. Cuando esto no ocurre, nuestro niñ@ interior sufre la carencia que recuerda de pequeño, en alguna etapa de su vida donde le faltó un un abrazo a tiempo, un cariño despierto y atento y una sensación de pertenencia en su entorno que garatizara su supervivencia y pudiera crear una base firme de equidad en sus relaciones futuras. En otras ocasiones, nos hemos encontrado en nuestra infancia con una visión de la relación de nuestros padres donde una de las dos partes daba más que el otro o no recibía lo que le pertenecía, y en ese momento el niño o la niña le da un significado a las relaciones de pareja de demanda y atención. Debajo de ese enfado que el adulto expresa cuando se siente carente, existe el miedo a esa necesidad psicológica no satisfecha que vió, vivió o sintió. Se trata de una interpretación de injusticia generada por un sentimiento de desequilibrio afectivo.
La carencia afectiva marca nuestra infancia y es un común denominador que se manifiesta si o si en nuestras relaciones adultas donde se nos presenta una y otra vez el mismo conflicto con diferentes relaciones sentimentales. Se produce un bucle y un patrón muy característico y común en mi consulta.
La clave: entender que es una emoción del pasado basada en una interpretación y tratarlo como tal mediante una visión terapeutica externa que ayude a cambiar esa creencia instalada en el inconsciente.
Por otro lado, la libertad de escoger el momento adecuado para responder con palabras o gestos a nuestra pareja es esencial. No siempre nos sentimos en la energía y en la emoción adecuada para reaccionar como desea el otro, incluso poder soltar la «obligación» de responder ante la espectativa ajena es un arte en sí mismo.
La libertad es ante todo y sobre todo un medio donde divulgar nuestro ser y nuestro «yo» más profundo. Permitirse un «ahora no», «no es el momento» «necesito tiempo» es un acierto en cualquier caso.
Es cierto que lo ideal es que existan muestras de amor y cariño, atención y comprensión de forma mutua y consciente, libre y con plena atención, en el momento adecuado y justo.
Todo es cuestión de intensidades, dar sin equilibrio es responsabilidad de cada cual y saber dar con equilibrio no sólo es una responsabilidad también es darse permiso para expresar aunque exista seguridad de que tu pareja lo expresa a diario. No acomodarse en esa certeza y tener en cuenta que quizá, lo más inteligente sea hacerlo con amor y sentimiento no por cierto compromiso.
Pero ATENCIÓN, cuando hay desequilibrio hay miedo por ambas partes ya sea por miedo a expresar y desnudarse ante el otro o por miedo a que si no expresas el otro no responderá nunca y ahí existe miedo al rechazo, en ambos casos es un tema que hay que madurar y tratar con sinceridad y humildad sin demora y sin trampa ni cartón.
No nos equivoquemos, todavía nos queda mucho para ser completamente incondicionales, esperar es natural, saber hacerlo es la clave y sobre todo confiar en el amor de uno mismo que es el que de verdad tiene las garantias de amor eterno.
Para cualquier duda, consulta y cuestión, me tenéis en el apartado de «contacto» en la web.
Que verdad más bien contada. Una situación en la pareja que se nos da en ocasiones. Gracias por ponerle palabras a ese patrón que se nos repite y decirnos la clave. 👌
Gracias Rocío. Acepto sugerencias para futuras publicaciones.
Un placer servir de ayuda. Laura Giner